28 de agosto de 2009

Adelanto del poemario: "Delirio"

Ahora todo está en juego.
Las ventanas se recuestan
en la cicatriz de los mundos.
Los golpes caen fuertes.
La tiniebla de llorar
y retener las lágrimas por dentro.
Ahora todo está en juego.
Las fiebres de la conciencia
arden quemando.
La piel ha perdido
sus pinturas.
Ahora todo está en juego:
los párpados se cierran vencidos.

Todo está en juego
y si no muero
es un milagro.


Hoy es un día que se queda en mí como un sello. Hoy ha muerto mi padre y, contradictoriamente, comienza a realizarse un sueño que toma el cuerpo de proyecto y prontamente de realidad. Todo nacimiento es precedido por una pérdida, al parecer. Quizá por eso escribamos, para unir ambos momentos y dejarlos que se suspendan y fluyan. Quiero compartir con ustedes en el sentido más profundo de la palabra compañía esta nueva etapa. Tras seis años sin editar, por fin puedo anunciar la edición de mi nuevo libro de poemas en el que están contenidos varios años de trabajo mezclados con la emoción y la vida que "nos obliga a vivir". Su nombre es "Manía de hojas".

Para la edición, el artista Fernando Cordovez, que actualmente reside en Barcelona, diseñó especialmente una serie de ilustraciones.

(Basso Benelli: "Manía de Hojas", RIL Editores, 2009)

13 de agosto de 2009

Dos poemas de Pepa Mas Gisbert: la urgencia de enfrentar al poema



La poesía es siempre una búsqueda y un refugio de tibieza. Suele ofrecernos un espacio de alivio tras la escritura del poema, suele abrirnos la puerta cuando es muy de noche y hablarnos sin la necesidad de verbalizar. Es así como recibo dos poemas de mi amiga Pepa Mas Gisbert, valenciana de nacimiento y amante de la poesía. Su voz que habita la armonía sabe recoger poemas de los más variados poetas en su bello y conocido Blog de Alma, pero rara vez accede a compartir alguno de sus versos. Esta vez me ha compartido, a petición insistente mía, dos de sus textos inéditos. Se lo agradezco y ojalá los veamos algún día en forma de libro. Cada uno de ellos se explica por sí mismo, pero hablar sobre ellos se hace necesario. Lo primero que recibo eal leerlos es la impronta de la sinceridad y del ritmo cadencioso de la atmósfera que crea cada uno. "pereza versus vanidad" es un llamado al poema ausente, la urgencia de la escritura cuando se quiere descifrar y cosificar lo que el espíritu entiende sin palabras, amenazada por la desidia que siempre es somnolienta. Deviene luego una serie de ruegos y mandatos para que huya y quede el espacio y la temperatura propicios para la palabra surja y se fije en lo escrito. Hay una necesidad alarmante de decir, una urgencia que es cada vez más apremiante. Reconoce la deuda con la poesía. Ella se le ha dado en la suavidad de la entrega, pero todavía la pereza persiste y "asciende por mi nuca".



Poemas de Pepa Mas Gisbert (Valencia, España)


pereza versus vanidad

La tibia pereza asciende por mi nuca y se enrosca como una gargantilla en el cuello de mis ganas, apretando con tanta fuerza que no sale la voz de mis versos. Denostada vanidad, te imploro para que acudas a mi reclamo. Necesito de ti para emprender el camino del ausente poema, para que recojas las palabras que bailotean desnudas en el alfeizar de mi ventana y que la desidia me impide cazar. Enfréntate a mi pereza, sedúcela, fóllala, noquéala, mantenla apartada el tiempo necesario para que pueda escribir algo digno de ser leído y pagar el tributo que te debo.


En cuanto al segundo poema, el sujeto poético recurre al detalle y la sutileza conque una libélula es capaz de posarse en la hierba. Así desea, con esa música y esa imagen que recuerda la brillante brevedad de la poesía japonesa, posarse en la sonrisa del otro-cómplice en que quiere contener hasta el aliento. Un poema menos directo en su lenguaje que el anterior. Su forma muestra cómo pasa de una estructura a otra y prueba con ello el camino que emprende su escritura que, sin duda, empieza a salir de esa pereza que la inmoviliza. Me gustaría seguir leyendo más poemas de Pepa. Quizá el tiempo nos encuentre como "lectores fuera de la pereza" y nos hermane con la emoción, tan perdida en muchos poetas de nuestro tiempo.

porfía en vano la libélula

La libélula
intenta en vano posarse
sobre una brizna de hierba


Matsuo Bashô

la observo
testaruda intenta en vano posarse
sobre una brizna de hierba
que se mueve al compás
del aire que respiras
sin embargo yo podría
posarme en el filo de tu sonrisa
y hacer equilibrios en tu omóplato
si quemara las naves de mi miedo
y contuviera el aliento
aquél que mueve la hierba
para que la libélula no se pose

4 de agosto de 2009

"Varona", primer libro editado de la poeta Mónica Montero



No canten canciones
ni ordenen la mesa,
no digan "hola, amor"
ni "adiós, cariño".
Que la saliva amarga que engedró
puede derrumbar.
La tierra oscila en tinieblas,
no se aleja mi duelo,
se nutre en la pestilencia,
muero en los ramos
deshojando soles,
maldiciendo el mar,
llena la boca de gusanos.
En esta hora de llanto,
no se atreva la flor a emanar
ni asome la luna.
Que esta oscuridad que duele
es mi dueña
y, antes de ella,
yo estaba sola.
(Varona, Primeros Pasos Ediciones, Rancagua, 2009, 71 págs.)
Para septiembre tiene previsto la poeta Mónica Montero Fernández presentar su primer libro Varona (Primeros Pasos Ediciones, 2009). Nació en 1966 en Santiago, participó en 1991 del II Encuentro Iberoamericano de Jóvenes Escritores que reunió en Reñaca a jóvenes poetas que siguen escribiendo y publicando. Su poesía ha permanecido dispersa hasta este año, editada en revistas literarias y figurando en antologías como 22 Voces de la Novísima Poesía Chilena y Génetrix: antología de poesía joven, prologada por Armando Uribe.
Extracto del Prólogo
“Varona” nos conduce desde sus primeros versos a la mítica Lilith, una suerte de alter ego que la voz poética debe cargar como condena, presagio o destino a medida de que avanza su confesión vital de desencanto como mujer insurrecta, temeraria, capaz de enfrentar todas las fuerzas que pudieran impedirle la salida de los dominios que le impone el hombre, lo social, lo cultural y hasta lo más humano: el amor.
Somos muchos los que escuchamos con admiración los poemas de Mónica Montero en noches de poesía en casa del adorable padre y maestro Samir Nazal y quizás otros anónimos lectores que en más de una noche de conversación, de humo y vino, de autores universales, de crítica e intercambio pudieron asomarse a los versos de una joven autora que prometía cada año la impresión de una obra en barbecho: Varona. Todos los que formamos parte de una generación que tendía a disgregarse en medio de la sociedad global oímos alguna vez el anuncio del libro. Ahora contamos con el deseo cumplido.

Sangre, maternidad, hijos al amparo materno, sombras, amarguras, secreciones, muerte, etapas diversas del día que transcurre, milagros que se esperan, rezos e increpaciones a un Dios que oculta en lo cotidiano las razones del dolor, alternan con el artista que debe equilibrarse en su destino con el idioma y con su propia naturaleza humana: la de vivir de todas formas, pese a la necesidad profunda que imprime lo cotidiano a cada poeta que debe pervivir y autoabastecerse. Son inolvidables el poema “La noche se acuesta conmigo/ sólo nos queda esta noche” o el antipoético “Padre nuestro que estás en la botella” o los versos que enriquecen el cuerpo de este libro.
(Prólogo a Varona, Cristián Basso Benelli)

2024: aniversario de «Alalia»

(Ilustración de la artista francesa Clo Guigues) SONIDO     Una lengua de pájaro -el verde-. La lluvia en su casa   -y en la mía-; dos ojos ...