16 de diciembre de 2015

Una carta muy cierta: profesora española responde críticas al profesorado en El País (España)

La siguiente carta bien puede replicarse a la realidad del profesorado de cualquier país:


CARTAS Al DIRECTOR


Superpoderes


Soy profesora y me molesta que solo se hable de la educación, para ganar votos, cada cuatro años. El Libro Blanco es un asunto político, no es la solución a los problemas de la enseñanza pública. Es cierto que el profesorado debe ser competente para realizar su trabajo, como cualquier otro colectivo profesional, pero no leo en ningún medio que para recuperar la calidad de la enseñanza hay que dejar de pedir al profesorado que ejerza de psicólogo, de padre, de juez, de policía y de asistente social. Para eso no prepara ninguna universidad, por larga que sea la formación, porque ser docente en la pública significa tener superpoderes. Conozco los sistemas educativos de muchos países europeos y lo que se le pide al profesorado en España es impensable en el resto. El profesor debe ser una persona preparada para impartir la materia en la que se ha especializado. El resto de las tareas que nos han encomendado dificultan la nuestra. Llevamos años reparando los daños que los políticos ocasionan con sus recortes y su desinterés por la enseñanza pública, y se permiten el lujo de criticarnos.— Rosa Santa Daría Hernández.

 Ingenio, Las Palmas (Gran Canaria) 15 DIC 2015 - 00:00 CET
Citado del Diario El País, España. Disponible en:

http://elpais.com/elpais/2015/12/14/opinion/1450117488_743451.html

11 de diciembre de 2015

El grito y la muerte en un amor insecto: crítica de Luis Valenzuela en Sobrelibros.cl

Precisamente hoy, 11 de diciembre, se cumplen 12 años de la presentación de El amor insecto en la Sala Ercilla de la Biblioteca Nacional. Para recordarlo, transcribo la crítica del escritor y académico Luis Valenzuela Prado, que apareció en el sitio web www.sobrelibros.cl :




La poesía nunca abandona al amor, nunca lo aparta a un lado ya que este es un motor que lleva arraigado eternamente; pero sea cual sea la forma de enfrentarlo nunca lo comprende a cabalidad. Así, los intentos son disímiles y la poesía de El amor insecto deCristián Basso (1976) de ningún modo es la del amor cursi ni la del violento que aspira a destruir ese otro que se busca, aunque a veces se acerca, cuando la situación del hablante es de ira, pese a que no la dirige a su otro. Este hablante vive un proceso de metamorfosis en el que va recorriendo una realidad compleja y a veces inteligible, que le permite ver el amor desde la cólera, el grito, la fiebre, el naufragio. Si algo se puede decir de esta poesía es que se grita, y ese grito en repetidas ocasiones se escucha y se percibe.
        En cada una de las tres partes, el libro se recubre de imágenes revueltas que ofrecen bosquejos del escenario que ocupa el pequeño hablante, el cual no se configura con mermas producidas por el amor o debilidades que lo hagan frágil; por el contrario, en ocasiones lo hace enajenado, lanzando aullidos, ladridos, poesía con la fuerza y el padecimiento de quien está siendo el insecto amante. Esto, sobre todo en los primeros versos, se aprecia en esa actitud agresiva que se vale de un lenguaje desafiante que intenta imponer los términos con los cuales desea instalarse: "Toma la cólera reptil que te envenena/ Abre los cofres para días funerales". La cólera será el arrebato, la ira, el furor, instando al otro para que hiera: "clava astillas en la sed antigua". La herida no está, aunque la pidan, la griten. En este comienzo de versos breves, el hablante suelta gemidos: "En la boca,/ perfume de horror". Recuerdo a De Rokha por esa fuerza y esa prosa poética dura y difícil de masticar, que más adelante surge en este poemario, sin embargo, más ligera, fragmentada y a la vez distante de una poética de mensaje explícito. Por el contrario, repito, este poemario se recubre de imágenes revueltas y, agrego, el arrebato del hablante es temple y potencia por medio del verso.
        Es difícil abordar El amor insecto, hay que repasarlo una, dos y tres veces. Se transforma en un desafío enfrentar cada imagen presente -"Abiertas, las pesadumbres/ crepitan"-, sin que éstas sean demasiado explícitas y caigan en la adjetivación barata para crear oscuridad (el efecto opuesto al florecimiento) mediante el grito, la imagen lúgubre, el mandato, el insecto -el sujeto diezmado- o su entorno: la marea, la lluvia, el vacío. Se vale para esto de una mezcla de versos blancos y libres, breves y extensos, de prosa poética y sonetos, lo que a la larga imprime ritmo y fuerza a los textos.
        No hay rutina en los versos de este poemario, digo, no hay relato de secuencias lógicas de imágenes concretas. No es una poesía de lo cotidiano. En la segunda parte del poemario la muerte se hace presente, uno que otro verso se reconoce en un símil de otras poesías, como este que se asemeja a La muerte está sentada a los pies de mi cama, de Óscar Hahn: "A mi alrededor la muerte cosía/ mis costras para hacerse un abrigo, guiñaba un ojo a un ave de rapiña". Esta presencia de la muerte permite un paisaje, más denso y oscuro: "A mi morada le nacieron monstruos". De esta manera, la muerte se cruza con el amor y con el grito encolerizado, furioso, del hablante, sin que este se debilite. Si algo se le puede pedir a la poesía es que se sienta, y esta responde de manera muy sólida frente a esa petición.


EL AMOR INSECTO. Cristián Basso. RIL Editores. Santiago, 2003. 117 páginas.

27 de noviembre de 2015

Literariedad (Colombia) dedica un número especial a la literatura chilena: PAISAJES: CHILE


La prestigiosa revista colombiana ha dedicado un número especial a la literatura chilena: se trata de una primera entrega en la que aparecen diferentes autores de nuestro país.


La selección de textos puede visitarse en:  

http://literariedad.co/category/paisajes-chile/

7 de abril de 2015

Leyendo a Gabriela Mistral en su natalicio

Gabriela Mistral es para mí una poeta de cabecera. El primer libro de poesía que leí fue Desolación y, tras él, vino mi entrada a su inmensa poesía y prosa. Pero de todos los poemarios mistralianos el más significativo por la intensidad y la huella telúrica que despierta sentidos y conexiones con la vida es Lagar. Quizás los años me han permitido recorrerlo con nuevas lecturas. Es ella la voz presente de una mujer chilena trascendental.

Hoy la recuerdo en su natalicio con un poema al que siempre regreso, porque creo que en él se resume todo oficio poético:



PODA DE ALMENDRO
Podo el menudo almendro contra el cielo
con una mano pura y acendrada,
como se palpa la mejilla amada
con el semblante alado del anhelo.

Como creo la estrofa verdadera
en que dejo correr mi sangre viva,
pongo mi corazón a que reciba
la sangre inmensa de la primavera.

Mi pecho da al almendro su latido
y el tronco oye, en su médula escondido,
mi corazón como un cincel profundo.

Todos los que amaban me han perdido,
y es mi pecho, en almendro sostenido,
la sola entrega que doy al mundo…

Portada: Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile.

5 de abril de 2015

Chiara De Luca, una poeta italiana que sorprende: Alfabeto dell´invisibile




A fines de marzo de este año, aparecieron publicados en español en la revista de literatura peruana Vallejo & Co. siete poemas de la poeta italiana Chiara De Luca, escritora y traductora que ha destinado la vida y la pasión por la escritura poética . 

Es autora de los poemarios  La corola della memoria (2008), Animali prima del diluvio (2010) y del inédito Alfabeto dell’invisibile, en versión bilingüe español-italiano. Su poesía sorprende por la fuerza expresiva que alcanza en los versos. Sin duda, una autora que debemos considerar cuando se trata de elegir poesía "de alto vuelo". 

En otras entregas, comentaremos su reciente Alfabeto dell’invisibile, editado por Samuele Editore. He aquí una muestra autorizada por la gentileza de la propia autora.

Soy esta casa derruida

de ventanas ciegas y fumo
contra el cielo, partida
por haber defendido demasiado.
No me llames, vuelve sólo
si es para reconstruir.
Todo tiembla entrando
estallan las grietas del silencio,
desquician las puertas hacia la oscuridad.
No se redisponen las piedras
porque no tiene más herederos el sueño
no ha olvidado nada que se pueda robar.
Sólo las paredes exteriores saben estar
blancas al encontrarse con el viento.

Es extraño ver cómo puede el viento

liberar el cielo y aliviar en vuelo
los brazos de los árboles de nuevo genuflexos.
A la prisionera en casa aún le falta mucha luz
bebida por el edificio a pocos metros desertado,
mientras sobre la terraza los paños juegan con los hilos
recargados bailan desaliñados y como ignorantes
del tiempo oculto que marcado por el silencio
hace meses en mi barrio replica solamente
la belleza dura de tus ojos en el andar
la trágica sabiduría que enmascara los miedos
los gritos de los niños en ese corral
tan puros

            (De La corola della memoria, 2008)

Ocaso


No digo que no exista el amor

murmuras en ruego después de una hora
de charlas y risotadas agudas de niña;

te envuelves la falda alrededor de los tobillos,
tirándote los puños del jersey sobre las manos

para posar tu mentón sobre el dorso
sentándose conmigo sobre la acera

– entre cucuruchos llovidos a dos metros de la papelera
pan, maíz y guano sobre el peldaño,

contando sobre el pavimento los tacones y mocasines
las ruedas del bus, de las bicicletas y de los cochecitos –

pero hoy el amor es este triste río,
invadido por rechazos y ratas de alcantarilla,

que en el caos del centro corre despreocupado
del estruendo entrometido de los coches que lo invade

nosotros somos las figuras alineadas sobre el puente,
que ves delineándose indistintas en el ocaso:

hay quien al parapeto se asoma quizás en busca,
quien de pronto se petrifica en la tormenta,
quien por error o aburrimiento se pone de pie en el centro;

la mayoría va más allá al horizonte de los otros,
o de un trabajo, un techo, un reconocimiento,
una pantalla, una corneta, un agujero dentro

y el sol lentamente en el agua se va desvaneciendo.

            (Del inédito Alfabeto dell’invisibile)




2024: aniversario de «Alalia»

(Ilustración de la artista francesa Clo Guigues) SONIDO     Una lengua de pájaro -el verde-. La lluvia en su casa   -y en la mía-; dos ojos ...