
UNITIVO
Baja de pronto el ojo de Dios
en llanterío;
su dedo señala las nubes caídas
a lagos
a mareas
a solitarios transeúntes.
Sangra en todos los maderos.
Al salir del metro, me liberó verlo, combiné infrarrojos, acercamos límites. Lo seguí. Fue perfecto perderlo de pronto en el lapso que tardé...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario