Abriendo el higo
A Matilde Vidal
Abrí la carne del higo;
una espesa noche
me sucumbió de sabores;
una sensación de culpa
me acusó desde adentro.
Abrí la carne del higo
y una lágrima dulce
me invitó a la mesa;
las ondas de su centro
arrancaron mis raíces.
Abrí la carne del higo
y la gente minúscula
gritó desde el fondo;
los niños aseguraron
las mieles interiores.
Abrí la carne del higo
y al abrirla
no fui el mismo.
De «Ser a la vez el pez y la pecera» (Cuarto Propio, 2024, 255p.)
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